jueves, noviembre 24, 2005

De la Política.

En estos tiempos de conflictos politicos cada dia se habla de muchas cosas que gran parte de la gente desconoce . Hoy dia en Venezuela sobran los calificativos que cada quien asigna a cada cual sin reparar en su significado semántico e histórico.

El pasado 22 de noviembre se conmemoró -lo que tambien para una inmensa mayoria fue una celebración- la muerte del General Francisco Franco y con ello el comienzo de una nueva historia democrática Española. Tomando esta fecha histórica como referencia y la situación actual de nuestro país, resulta interesante saber un poco mas sobre el Fascismo, y una estupenda manera es hacerlo a través de la opinión de alguien que pudo vivirlo, Umberto Eco.




Extracto del discurso de Umberto Eco “El fascismo eterno” pronunciado en un congreso organizado por los departamentos de filología Italiana y Francesa de Columbia University el 25 de Abril de 1995.

Tomado de:
Cinco Escritos Morales
Umberto Eco
Editorial Lumien
1998
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“... Considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar “Ur-fascismo” o “fascismo eterno”. Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista.

1.- La primera característica de un Fascismo es el culto de la tradición. El tradicionalismo es más antiguo que el fascismo.

2.- El tradicionalismo implica el rechazo al modernismo. Tanto los fascistas como los nazis adoraban la tecnología, mientras que los pensadores tradicionalistas suelen rechazar la tecnología como negación de los valores espirituales tradicionales. Sin embargo, a pesar de que el nazismo estuviera orgulloso de sus logros industriales, su aplauso a la modernidad era sólo el aspecto superficial de una ideología basada en la sangre y la tierra.

3.- Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con actitudes críticas. Desde la declaración atribuida a Goebbles “Cuando oigo la palabra cultura, echo la mano a la pistola”, hasta el uso frecuente de expresiones como “cerdos intelectuales”, “estudiante cabrón, trabaja de peón”, “muera la inteligencia”, “universidad, guarida de comunistas” la sospecha hacia el mundo intelectual ha sido siempre un síntoma del Fascismo. El mayor empeño de los intelectuales fascistas oficiales consistía en acusar a la cultura moderna y a la inteligencia liberal de haber abandonado los valores tradicionales.

4.- El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el desacuerdo como instrumento de progreso de los conocimientos. Para el Fascismo, el desacuerdo es traición.

5.- El desacuerdo es, además, un signo de diversidad. El fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo de la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El fascismo es, pues, racista por definición.

6.- El fascismo surge de la frustración individual o social. Lo cual explica por qué una de las características típicas de los fascismos históricos ha sido el llamamiento a las clases medias frustradas, desazonadas por alguna crisis económica o humillación política, asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. En nuestra época, en la que los antiguos proletarios se están convirtiendo en pequeña burguesía el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría.

7.- A los que carecen de una identidad social cualquiera, el fascismo les dice que su único privilegio es el mas vulgar de todos, haber nacido en el mismo país. Es este el origen del nacionalismo. Además, los únicos que pueden ofrecer identidad a la nación son los enemigos. De esta forma, en la raíz de la psicología fascista está la obsesión por el complot, posiblemente internacional. Los secuaces deben sentirse asediados. La manera mas fácil para hacer que asome un complot es apelar a la xenofobia. Ahora bien, el complot debe surgir también, del interior: los judíos suelen ser el objetivo mejor, puesto que presentan la ventaja de estar al mismo tiempo dentro y fuera.

8.- Los secuaces deben sentirse humillados por la riqueza ostentada y por la fuerza de los enemigos. Cuando era niño, me enseñaban que los ingleses eran el pueblo de las cinco comidas: comían mas a menudo que los italianos, pobres pero sobrios. Los judíos son ricos y se ayudan mutuamente gracias a una red secreta de recíproca asistencia. De este modo, gracias a un continuo saldo de registro retórico, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles. Los fascismos están condenados a perder sus guerras, porque son incapaces constitucionalmente de valorar con objetividad la fuerza del enemigo.

9.- Para el fascismo no hay lucha por la vida sino mas bien, vida para la lucha. El pacifismo es entonces colusión con el enemigo; el pacifismo es malo porque la vida es una guerra permanente. Esto, sin embargo, lleva consigo un complejo de Harmagedón: puesto que los enemigos deben y pueden ser derrotados, tendrá que haber una batalla final, de resultas de la cual el movimiento obtendrá el control del mundo. Una solución final de ese tipo implica una sucesiva era de paz, una Edad de Oro que contradice el principio de la guerra permanente. Ningún líder fascista ha conseguido resolver jamás esta contradicción.

10.- El elitismo es un aspecto típico de toda ideología reaccionaria, en cuanto fundamentalmente aristocrático. En el curso de la historia, todos los elitismos aristocráticos y militaristas han implicado el desprecio por los débiles. El fascismo no puede evitar predicar un elitismo popular. Cada ciudadano pertenece al mejor pueblo del mundo, los miembros del partido son los ciudadanos mejores, cada ciudadano puede (o debería) convertirse en miembro del partido. El líder, que sabe perfectamente que su poder no lo ha obtenido por mandato, sino que lo ha conquistado con la fuerza, sabe también que su fuerza se basa en la debilidad de las masas, tan débiles que necesitan y se merecen un dominador. Puesto que el grupo está organizado jerárquicamente (según un modelo militar), todo líder subordinado desprecia a sus subalternos, y cada uno de ellos desprecia a sus inferiores. Todo ello refuerza el sentido de un elitismo de masa.

11.- En esta perspectiva, cada uno está educado para convertirse en un héroe. En todas las mitologías, el héroe es un ser excepcional, pero en la ideología fascista el heroísmo es la norma. Este culto al heroísmo está vinculado estrechamente con el culto a la muerte: no es una coincidencia que el lema de los falangistas fuera “Viva la muerte”.

12.- Puesto que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el fascismo transfiere su voluntad de poder a cuestiones sexuales. Este es el origen del machismo (que implica desdén hacia las mujeres y una condena intolerante de costumbres sexuales no conformistas, desde la castidad hasta la homosexualidad).

13.- El fascismo se basa en un populismo cualitativo. En una democracia los ciudadanos gozan de derechos individuales, pero el conjunto de los ciudadanos sólo está dotado de un impacto político desde el punto de vista cuantitativo (se siguen las decisiones de la mayoría). Para el fascismo los individuos en cuanto individuos no tienen derechos, y el “pueblo” se concibe como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la “voluntad común”. Puesto que ninguna cantidad de seres humanos puede poseer una voluntad común, el líder pretende ser su intérprete. Habiendo perdido su poder de mandato, los ciudadanos no actúan, son llamados sólo a desempeñar el papel de pueblo. El pueblo, de esta manera, es sólo una ficción teatral.

14.- Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de eliminar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico....”