e-feelings
Creo que uno de los mejores sentimientos, al menos el que mas enseña, es el despecho y las despedidas así sean de amigos, conocidos o familiares, siempre tienen algo de arrabal, de rocola, de La Lupe, de tango. Ese algo que llega a tocar el punto G del alma, es decir lo que llamamos en criollo: Un Guayabo.
Tuve el privilegio de tener muchísimos despechos en una época cuando el boom de la tecnología aun no nos abrumaba, en honor a la verdad fueron mas los guayabos que los amores porque siempre tuve una facilidad inmensa para andar enamorándome solo. En esa época, un abandono si era puro, era auténtico. Cuando decias adiós sutil o traumáticamente no había vuelta atrás por un buen rato, no podías llamar a ningún celular, quizás a su casa lo que en ocasiones era peor ya que lo mas seguro era que no la encontraras, con lo cual el sufrimiento se triplicaba, obviamente nada de mensajes de texto, ni hablar del correo electrónico y mucho menos la mínima esperanza de chatear a media noche, en definitiva solo te quedaba la compañía del recuerdo, de un bolero, el insustituible alcohol y si eras un tipo afortunado algún pañuelo perfumado, si el asunto era realmente rudo, probablemente te tocaba como último recurso entrarle a una carta manuscrita con la esperanza de que fuera leída y en el mejor de los casos respondida.
Hoy en día ya no hay oportunidad de un guayabo de verdad, gracias a la tecnología es casi imposible tener un abandono cruel pero a la vez sabroso como los de antes. En la actualidad luego de una despedida cruda, si no la encuentras por mensajes de texto, la llamas, si te tiene en la lista negra de su celular usas otro teléfono, si no te responde al menos escuchas su voz en la contestadora y le llenas el buzón de mensajes, llamas a la gente que se la pasa con ella a ver si la consiguen, el mismo día te desahogas escribiéndole un e-mail para que lo lea tan pronto llegue a su trabajo y activas una cacería 7x24 para ver en que momento se conecta al chat, es decir, en el peor de los casos puede tomarte a lo sumo 48 horas hablar de nuevo con ella o al menos dejarle saber a través de todos los medios virtuales disponibles las cosas que le dirias cara a cara, es mas hasta un video casero pidiendo perdón es posible .
El e-feeling es lo que hoy día prospera, es decir los sentimientos apoyados en lo digital en lo electrónico, en lo virtual, no significa que estemos en contra de la tecnología, pero vamos la diferencia es enorme y la deshumanización avanza al mismo tiempo que la era digital.
Literalmente si te descuidas, así estés en Australia puedes no hacerle falta a nadie, simplemente porque siempre estarás muy cerca, cuando muy lejos a un solo click de distancia.
De despechos y guayabos a la vieja usanza, nada mas venezolano que la glosa de los tres adioses de Manuel Graterol Santander:
SE PUSO UN TRAJE CENIZO
PARA UNA SOLITA AUSENCIA
TRES VECES NOS DESPEDIMOS
I
Que pena la de no verte
y estarte viéndote en sueños
en el suspiro pequeño
mitad vida mitad muerte
sin querer querer, quererte
sin ser de otro verte ajena
y mientras el viento suena
su guitarra entre las hojas
se estremece de congojas
LA TARDE COMO CON PENA
II
Que tarde para decirte
que es amargo estar soñando
escucharte conversando
y despertar sin oírte
escribirte y escribirte
sin recibir ni un aviso
sentir que el aire huidizo
hacia tu recuerdo avanza
y saber que la esperanza
SE PUSO UN TRAJE CENIZO
III
Que pena la que me hiere
estar los dos sin estarlo
buscar amor encontrarlo
y decir que no se quiere
sentir que casi se muere
la angustia con la presencia
amarse con la frecuencia
de corazones enteros
y tomar muchos senderos
PARA UNA SOLITA AUSENCIA
IV
Que tonto para engañarnos
apurando este desprecio
ponerle al olvido precio
y sin darnos cuenta amarnos
para otra vez encontrarnos
y ser así lo que fuimos
por eso cuando quisimos
enterrar todos los besos
rogando por tres regresos
TRES VECES NOS DESPEDIMOS
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